martes, 30 de agosto de 2011

Plan de desarrollo ajedrecístico para una institución (II)


Deporte profesional

Consideraremos este tema definiendo el deporte profesional como la realización de la actividad ajedrecística en torneos con la finalidad de recibir un beneficio económico a cambio.

Según esta definición, casi todos los ajedrecistas en México somos profesionales, pues lo que nos llama la atención en una convocatoria es el premio, inclusive la FENAMAC se ha esmerado en colocar con letras gigantes en las convocatorias del Abierto Mexicano la cantidad total en la bolsa de premios para captar la atención de los jugadores. En Estados Unidos van aún más allá ofreciendo bolsas más grandes de las garantizadas. Dadas las circunstancias, es totalmente válido y una buena estrategia comercial.

Además, toda persona que realiza una actividad tiene derecho a obtener un beneficio en retribución y en esta época materialista, lo normal es que esperemos recibir dinero, el cual en teoría, redunda en una mejor calidad de vida.

Desafortunadamente, el dinero corrompe a los ajedrecistas y hoy en día el “negociar” el resultado de una partida para cobrar, es una conducta común en los torneos y fomentada incluso entre los más jóvenes por sus mismos padres. Esta es una cuestión delicada que debe empezar a ser sancionada.

Yo soy de la opinión de que los premios en los torneos deben ser repartidos entre los jugadores empatados a fin de que cada quien reciba lo que merece de acuerdo a su desempeño en la competencia.

Un punto crítico que ya he tratado antes, es que no se deben ofrecer representaciones estatales, mucho menos nacionales como premio en un torneo, ni corromper los campeonatos con premios en efectivo, porque se puede llegar a extremos tales como querer cobrarles a los premiados por su premio, como lo hace ahora la FENAMAC para otorgar el aval a los niños y jóvenes ajedrecistas a quienes se los ofreció y que lo ganaron. No hay que revolver el deporte profesional con el amateur. Una institución eficaz, define claramente estos conceptos y promueve los valores que los diferencian entre sí, de tal forma que los ajedrecistas comprendan claramente porqué compiten: si lo hacen para ganar dinero o si lo hacen para ser campeones y representantes de la institución.

Claro que ambos objetivos pueden mezclarse en la práctica, es decir un ajedrecista puede ganar el Campeonato Estatal Absoluto y también ganar el primer premio en efectivo del Torneo Estatal Abierto. Lo que no debe hacer es exigir cobrar por ser campeón o por participar en el campeonato, ni tampoco por cumplir con los compromisos que adquiere al ser campeón cuando conoce las condiciones de antemano, a menos que la institución así lo establezca en sus estatutos. También sería incorrecto que la institución mezclara ambos eventos en uno solo.

Todas las actividades adicionales que realiza el ajedrecista para ganar dinero como exhibiciones de simultáneas o individuales, pláticas y conferencias, talleres y cursos, son ajenas al tema del deporte profesional.

Por otro lado, en México no existe, en la práctica, el ajedrecista profesional de acuerdo a la definición de la Ley Federal del Trabajo en lo que corresponde a deportista profesional. Y eso es debido al nulo fomento institucional a la competencia en ligas y/o por equipos. Una forma de impulsarlo es mediante la realización de torneos empresariales. Los empresarios siempre están dispuestos a invertir en actividades deportivas y recreativas para sus trabajadores porque además tienen esa obligación. Poco a poco en estos torneos, al ir creciendo, se puede ir convenciendo a los empresarios de que contraten jugadores para reforzar sus equipos, además es una buena forma de acercar inversionistas a la institución. También hay que involucrar a los clubes deportivos ya existentes. De lo contrario quién contratará a un ajedrecista para jugar ¿qué?

Ahora un tema escabroso ¿de quién es la responsabilidad de fomentar el deporte profesional? Yo creo que de nadie. El que quiera invertir su dinero es bienvenido, pero institucionalmente no existe esa obligación, a menos que los estatutos de la FENAMAC lo establezcan específicamente –por cierto, si alguien sabe cómo conseguir los estatutos de la FENAMAC sería bueno que nos informara o los compartiera-. No obstante, tanto la FENAMAC como las Asociaciones Estatales deben ofrecer todas las facilidades para que los organizadores puedan realizar este arduo trabajo.

Cambiando de tema, para los que quieren jugar ajedrez, déjenme decirles que este fin de semana hay alrededor de 15 torneos abiertos válidos para Elo en Estados Unidos y que un viaje en costos es equivalente a ir al torneo de Oaxaca o al de Mazatlán. Así es que si de verdad desean invertir en su carrera ajedrecística profesional, les recomiendo que tramiten su visa de Estados Unidos. Por mi parte aprovecharé para competir en Texas.

Dice la canción: “El dinero no es la vida, es tan solo vanidad”

Hasta el próximo Martes.

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