viernes, 1 de marzo de 2013

Asociaciones Estatales de Ajedrecistas en México


A los integrantes de los consejos directivos de las Asociaciones Estatales de Ajedrecistas en México.

Estimados señores,

Por este medio los convoco a capturar el momento histórico que vive el país para poner en alto el ajedrez nacional, elevarlo a la justa dimensión que merece tener en virtud del gran trabajo que se realiza día con día, en todos los rincones de la nación, por tantos personajes anónimos que desempeñan con pasión fecunda la labor de promoción de esta disciplina por la que compartimos el gusto y el privilegio de conocer.

El desarrollo deportivo en ajedrez ha sido menos que mediocre en la historia de México, porque a pesar de tantas voluntades que participan en el acontecer diario, no existe un vínculo de unidad que potencie el crecimiento  y lo transforme en resultados tangibles; no existe un plan de acción que unifique los criterios del entrenamiento, del arbitraje o de la promoción deportiva, lo que mantiene en el oscurantismo el desempeño profesional. Ante este escenario, se vislumbra un futuro incierto, que no es posible definir ni en la mente de los que nos creemos más avezados.

  Ustedes, que en este momento son quienes, por voluntad propia, han decidido tomar las riendas del trabajo federado en materia deportiva; quienes asumieron la responsabilidad de representar y velar por los intereses de los ajedrecistas en cada uno de los estados de la república; quienes han protestado cumplir con los estatutos y reglamentos de normatividad que para tal fin se han constituido; quienes conforman la Asamblea General de Asociados de la Federación Nacional de Ajedrez de México, A.C. y por lo tanto son el órgano supremo de esta asociación civil. Ustedes, Señores, son quienes tienen en sus manos la posibilidad de transformar la realidad del ajedrez mexicano.

Debo reconocer la sorpresa que me causó la demostración de trabajo en equipo que hicieron la mayoría el año pasado para la elección del actual consejo directivo de la FENAMAC y la segunda reelección del C. Raúl Enrique Hernández Hernández como presidente del mismo, en quien, evidentemente, han depositado su confianza. Ese hecho debe considerarse como un síntoma de progreso e interés, que debe ser capitalizado por todos ustedes en beneficio de los ajedrecistas que representan.

El ajedrez federado en México ha avanzado en los últimos años, a pesar de los marcados desaciertos y del balance aún negativo en ciertas áreas específicas; en general, podemos considerar que las condiciones son mejores que antes, pero no son las ideales si tomamos en cuenta la fortaleza mostrada por la asamblea general. Si esa capacidad de acción se traduce en estrategias concretas encaminadas a cimentar una visión de futuro, indudablemente, México logrará convertirse en la potencia ajedrecística que está llamada a ser gracias al talento de su gente.

La próxima asamblea ordinaria, a la que muy pronto estarán convocados, puede ser un trampolín para dar ese salto de calidad tan necesario para el ajedrez mexicano. Casi ha pasado un año, en el que, infiero, se han puesto en claro las áreas de oportunidad que hay que atender y que redundarán en beneficios para la planificación, gestión y organización de las actividades que deben formar parte de un plan de desarrollo integral a largo plazo.

No se puede seguir caminando sin rumbo, no se puede seguir trabajando sobre las rodillas, hace falta plantear una visión y una misión claras, así como, los valores que las sustentan. Hay que cumplir cabalmente con los estatutos y el reglamento deportivo, y modificar aquellos temas que han sido manipulados en detrimento del trabajo conjunto y que se contraponen al desarrollo. Hay que conformar las comisiones necesarias para dar salida a los temas que año con año son motivo de polémica e inconformidad pública. Hay que abrir canales de comunicación para mantener a los ajedrecistas informados del quehacer diario de la federación además de permitir la participación de quienes están interesados en colaborar. Hay que validar la leyenda del SIRED que acredita como afiliado a las personas con la FENAMAC. Hay que hacer cumplir las promesas que se mantienen rezagadas. Hay que normar en materia de arbitraje, entrenamiento y organización para impedir el cacicazgo y los actos de prepotencia. Hay que definir las políticas para el reparto equitativo y justo de los apoyos de la FENAMAC a las asociaciones y a los particulares.

El beneficio común de acciones como estas son grandes, y baratas si se compara con el riesgo de no mostrar interés y que los ajedrecistas busquemos nuevas alternativas para representar nuestros propios intereses. La federación es una institución muy grande para que pueda ser conducida por una sola persona ni aunque se apoye en unos cuantos gatos; ni puede ser sólo una agencia de viajes, ni sólo una organizadora de eventos; necesita de la participación de todos y cada uno de quienes integran la asamblea general.

Principalmente me dirijo a los líderes jóvenes: no se conviertan en títeres ni en parásitos como algunos de sus colegas, no se dejen seducir por los maliciosos métodos de adoctrinamiento, expresen sus ideas y defiendan sus opiniones, hagan que se escuche su voz porque el silencio no es una virtud en la administración pública; platiquen más con sus asociados y compartan las ideas para tratar la problemática a la que nos enfrentamos. El ajedrez mexicano tiene muy poco y está dejando de ganar lo incontable, además, no se genera valor, por el contrario, las acciones vergonzosas como las ocurridas recientemente en Yucatán, causan más indignación y malestar en la población que beneficio. Cuídense de los que se vanaglorian y de quienes los halagan porque son quienes más daño les hacen.

Planifiquen para el bienestar de los ajedrecistas de su estado, fortalezcan la institución para el beneficio del ajedrez nacional. Barran la casa de adentro hacia afuera para que no vuelva a entrar la basura. Generen recursos, no a expensas de los pobres ajedrecistas cautivos, sino mediante gestiones con la iniciativa privada. No permitan que haya vividores del escaso presupuesto con el que se cuenta ni que se malgaste a criterio personal.  No se conformen con una posición de confort. No confundan victorias pírricas con progreso. Promuevan una administración proactiva. Pero, sobre todo, sean honestos consigo mismos. Recuerden que todos estamos aquí por una pasión común, por ese lenguaje único que se desarrolla con las piezas sobre el tablero, que atrapa el infinito.
 
Atentamente,
 
Benjamín Góngora Montes
Maestro Internacional de Ajedrez