De la relectura del libro Lasker’s
manual of chess (Manual de ajedrez) nos quedan muchas consideraciones
remarcables:
1. El
autor no ceja, en ningún momento, en su descripción apasionada del ajedrez y en
su invitación al descubrimiento de la verdad y la belleza en el juego.
2. El
repertorio de aperturas propuesto es aún vigente como guía básica. Por ejemplo,
en los párrafos dedicados a la apertura Ponziani, encontramos que generalmente se
apega a las recomendaciones de Stockfish 11 y, en las bases de datos actuales, encontraremos
partidas de referencia de grandes maestros de más de 2600 puntos de elo,
incluido Magnus Carlsen, empleando esas líneas.
3. Puntualiza
claramente, como principio del pensamiento de búsqueda de jugadas el
establecimiento de metas, más allá del cálculo concreto que, en todo caso, ha de
servir sólo como método de ejecución y comprobación de la exactitud de la idea.
4. Para
la táctica, es muy instructiva su postura al respecto: encontrar la función de
las piezas en cada posición y el modo de obstaculizar esa función para alcanzar
las metas de la combinación. “El poder de una pieza decrece cuando tiene una
tarea específica que cumplir”.
5. El
uso constante de composiciones y estudios para realizar las explicaciones fundamentales
de la técnica ajedrecista aumenta la admiración del lector.
6. La
sistematización y explicación de los principios de Steinitz mediante el uso de
ejemplos prácticos facilita su comprensión.
7. Para
la planificación y el juego posicional reafirma la importancia de las ideas: buscar
un ideal, una meta concreta, una distribución de piezas específica son “la raíz
del pensamiento ajedrecístico”.
8. El
principio del ataque. “En ajedrez el mandamiento ético dice: Busque la
combinación que le da la ventaja. Crea en la existencia de esa combinación y
busque para encontrarla. Y si ha buscado en vano cien veces, continúe. Posiblemente
la ventaja que cree tener es solo una ilusión; sus valoraciones pueden ser
incorrectas: compruébelas y mejórelas. Pero, antes que nada, busque
diligentemente; trabaje, porque ese trabajo será recompensado.” Este tipo de guía
filosófica se encuentra a través de todo el libro, no se limita a las sesenta y
cuatro casillas del tablero.
9. El
ajedrez como arte, a través de la composición es un elemento que no debe quedar
fuera del estudio ajedrecístico.
10. Los
ejemplos y modelos del libro sexto son un auténtico repertorio básico de
partidas modelo para el ajedrecista de competiciones, “… deben ser suficientes
si el lector las revisa atentamente; prueba, comprueba y aplica lo que ha leído
hasta que se apropia de ello. La práctica es variada, deje que lo que se quede
en la mente sea provechoso, claro, sencillo y, antes que nada, sistemático.
11. Muchos
de los ejemplos son partidas del torneo de Baden Baden, 1925, en el que
participó el ajedrecista mexicano Carlos Torre Repetto.
12. Cualquier
persona puede estudiar ajedrez y progresar en cualquier momento de su vida.
Cualquier persona puede comprender los elementos necesarios para apreciar su arte
y encontrar satisfacción en la práctica del juego. La propuesta del autor son
200 horas de estudio.
13. “La
educación en ajedrez debe ser una educación del razonamiento y juicio independientes.
El ajedrez no debe ser memorizado… Usted no debe tener en la mente nombres, ni
números, ni eventos aislados, ni siquiera resultados, sólo métodos. El método es
plástico. Es aplicable en toda situación.”
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