martes, 29 de noviembre de 2011

Treinta y cuatro


Collado Villalba, Madrid, España, a 28 de Noviembre de 2011

Finalmente pasé los treinta y tres sin pena ni gloria. Terminé de transcurrir junto con el tiempo que me acompañaba en aquel Aguascalientes de mis irrealidades; en el que esperaba, como “los amorosos… no esperan nada, pero esperan.”

Una sola decisión, precipitada tal vez, la que me ha puesto en este lado de la geografía, es lo único rescatable de mi historia, la cuál no tiene más epílogo que el porvenir.

¿Cómo hacer que un sueño se haga realidad? No olvidándose de él. El mío sigue esperando a nacer por completo, ha sacado primero un bracito, sólo necesita acomodarse, entonces sacará la cabeza y vendrá todo él en cuerpo completo… y comenzará a llorar.

Disciplina es la clave, determinación la palabra mágica, compromiso la llave que abrirá la puerta.

¿Y todo para qué? Más allá de la satisfacción personal está la escuela, la oportunidad de compartir con otras juventudes los pormenores de la realización profesional en un ámbito en el que hay muchos, demasiados sueños, pero muy pocas realidades.

Y en lo otro: la vida –esta “interrupción insípida del ajedrez”. Ya Dios dirá.

“Los que como él caminan de día, no tropezarán”

El que pueda que lo entienda.

Hasta el próximo Martes.

1 comentario:

  1. Yo soy de los que creen que es muy saludable reepleantearse constamente el Rumbo.

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